Por fuera indiferencia, por dentro dolor y
lágrimas de mi traicionado corazón. Una mentira tras otra acabaron con la chica
alegre y sonriente que conocías y que ahora no es más que un vago recuerdo. Tú,
tú, tú… siempre eres tú… el chico que me enamoró con palabras bonitas y
promesas perfectas, con mensajes de amor y unos “para siempre” que sonaban
eternos. Pero me dejé engañar, y esas palabras empezaron a doler, esas promesas
nunca se cumplieron, esos mensajes ya no eran para mí y esos “para siempre”
encontraron su final. Pero no lloraré por un amor que nunca existió, al menos
tú no me verás llorar, porque no te mereces ninguna de mis lágrimas.
Simplemente me cubriré de indiferencia y fingiré que todo está bien, que todo
me da igual, a pesar de que por dentro esté completamente rota.