domingo, 8 de diciembre de 2013

Deseo de Navidad

    Camino sin prisa por un tranquilo parque de mi ciudad. Las luces adornan todos los árboles y los niños corretean de un lado a otro. Se oyen villancicos a lo lejos y yo tarareo la letra de todos ellos. Hoy es nochebuena, por lo que en todos lados se respira ese aire de amor y alegría único de la Navidad. Solo hace falta que se ponga a nevar para que este ambiente sea perfecto, pero en mi ciudad no ha nevado nunca que yo sepa. Incluso los más ancianos no recuerdan haber visto la nieve por aquí.
    Continúo caminando y me encuentro con un enorme árbol de Navidad iluminado con cientos de luces de colores. Cerca de él, un grupo de niños se amontonan emocionados alrededor de algo.
    -¡Yo primero!
    -¡No! Yo estaba antes.
   Oigo los gritos de los pequeños y con curiosidad, me acerco a ver qué es eso tan emocionante.
   -Venga, no os peleéis - dice una voz diferente, una voz que no pertenece a la de un niño - Hay adornos para todos.
    Cuando me acerco lo suficiente, descubro que entre todos los niños hay un chico más o menos de mi edad sentado en el suelo. Está moviendo algo con sus manos y a su alrededor veo cajas con papeles de colores, grandes bolas de Navidad y más cajas.
    -Bueno, este ya está - dice alzando lo que estaba haciendo, mostrando un pequeño regalo envuelto con papel de colores - Este es para ti - dice dándoselo a una niña, la cual sale corriendo hacia el árbol y cuelga el pequeño adorno en una de sus ramas, sonriendo.
    Vuelvo la cara hacia el chico y descubro que me está mirando con sus ojos marrones. Me dirige una amplia sonrisa y se pone manos a la obra para hacer un adorno más.
    Todavía conmocionada por su sonrisa, me alejo del grupo de niños y me acerco al enorme árbol de Navidad. En casi todas sus ramas hay algo colgado: bolas de purpurina, caramelos hechos de papel e incluso ositos de peluche. Doy una vuelta alrededor del árbol, descubriendo tarjetas con los deseos para estas Navidades o tarjetas con el nombre de unos enamorados.
    Me alejo hasta un banco en el que me siento para contemplar la bonita estampa. La Navidad es una de mis fiestas favoritas del año y no lo digo por los regalos, sino por la sonrisa que está en el rostro de todo el mundo, la ilusión en los ojos de los niños, la alegría iluminando cada rincón... Eso es lo que hace única a la Navidad.
    Por el rabillo del ojo, veo cómo alguien se acerca al banco y se sienta a mi lado. No giro la cabeza, simplemente me quedo observando el árbol iluminado en el centro del parque.
    -Es bonito, ¿verdad? - dice la persona que se ha sentado a mi lado y no puedo evitar sentir un escalofrío al oír su voz.
    Dirijo mi mirada hacia él, descubriendo al chico que estaba haciendo los adornos para los niños.
   -Sí - contesto simplemente, quedándome con la sensación de que tendría que decir algo más - Es un árbol muy grande.
    Enseguida me arrepiento de decir eso, ya que ha sido bastante ridículo. Noto como mis mejillas se ruborizan, pero la sonrisa del chico hace que me sienta un poco mejor.
    -Antes te he visto haciendo adornos para los niños - empiezo a decirle, para desviar un poco la atención de mi desastroso comentario - ¿Por qué lo haces?
    El chico suelta un leve suspiro y apoya los brazos sobre sus piernas, sin dejar de mirar el árbol.
    -Me gusta verles sonreír - dice finalmente - La sonrisa de los niños es la más sincera de todas, está llena de vida, de sueños, ilusiones... Y el hecho de saber que mis cajas envueltas de colores son las causantes de esas sonrisas, me hace sentir muy bien - hace una breve pausa, tras la cual dice: - La sonrisa de un niño no tiene precio.
    Tras su explicación me quedo sin saber qué decir. Nunca había pensado de esa manera.
    -Es muy bonito eso que has dicho - digo en un susurro.
   Nos adentramos en un silencio solo interrumpido por el murmullo de gente hablando y las lejanas notas de los villancicos. Sin embargo, no me resulta un silencio incómodo.
    -Me parece que tú no has puesto nada en el árbol - dice el chico, con lo que me giro para mirarle. Entonces, veo que en una de sus manos sostiene otro de sus adornos, un corazón hecho con alambres rojos. No puedo evitar sonreír - Tu sonrisa tampoco tiene precio - me dice, consiguiendo que me ruborice - ¿Vamos? - me pregunta levantándose y tendiéndome una mano, la cual acepto sin pensarlo dos veces.
    Juntos, nos acercamos al árbol y cuando estamos delante de él, pone el delicado corazón en mi mano.
   -Te concedo los honores - me dice - pero antes, tienes que pedir un deseo antes de colgarlo.
    -Está bien - le digo mientras cierro mis ojos y pienso en un deseo. Cuando ya lo tengo pensado, cuelgo el corazón en una de las ramas del árbol.
     -¿Qué has pedido? - me pregunta.
     -¿No se supone que no te lo puedo decir? - pregunto divertida.
    -Se supone... - contesta sonriendo - pero si no se lo decimos a nadie más, seguro que se cumple - dice en un susurro.
   -No, creo que no te lo voy a decir - contesto tras unos segundos - No quiero arriesgarme.
   -Entonces tiene que ser un buen deseo si tanto quieres que se cumpla.
  Asiento con la cabeza y miro hacia arriba, intentando vislumbrar la cúspide del árbol donde sé que una estrella brilla con fuerza. Entonces, veo algo descendiendo lentamente en el aire. Cuando lo tengo delante de mí, extiendo mi mano para cogerlo, pero enseguida desaparece al entrar en contacto con mi piel.
    -No puede ser - digo sin poder creérmelo.
    Miro de nuevo hacia arriba, descubriendo más y más motitas blancas.
    Nieve.
    Está nevando.
    -Pero... ¿Cómo? - empiezo a tartamudear.
   -¿Esto era lo que habías pedido? - me pregunta el chico, mirando a su alrededor con una sonrisa radiante en su cara. Yo asiento, incapaz de pronunciar palabra - Es un buen deseo - dice volviendo sus ojos marrones hacia mí - Es muy buen deseo.
    El leve cambio en el tono de su voz hace que me gire para mirarle. Y en ese momento, en ese momento en el que nuestras miradas se cruzan, algo dentro de mí se enciende, hace clic y sé que nada volverá a ser como antes.
    Vuelvo a mirar hacia el árbol, pero esta vez la mano del chico y la mía están entrelazadas para no separarse nunca más.



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Bueeeeeeeeno, pues aquí tenéis un relato de Navidad, que ya está bastante cerquita ^^. Hoy estaba aburrida en mi casa así que me puse a escribir y bueno, aquí está el resultado.
Espero que os haya gustado y así compensar un poco mi entrada anterior, que era un poco deprimente.
En fin, espero que hayáis pasado un buen puente. ¿Habéis empezado ya a poner adornos de Navidad? Yo ya he puesto el Belén, pero todavía me quedan algunas cosillas más que poner.
Un beso ;)

4 comentarios:

  1. *.* que bonito! La verdad que fiesta como la Navidad no hay ninguna, yo siempre lo digo: ahí un no-sé-qué en el ambiente que te hace estar siempre alegre :)

    Yo ya puse todo, el árbol, el belén y la cosita esa que se pone en las puertas (?) jajaja

    Besoos!!^^

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    1. Yo también tengo esa cosita de las puertas jajaja
      Me alegro de que te haya gustado ;)

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  2. Bueno, puede que en la vida sea leído mi blog, o que nunca llegue a nadie, pero acabo de dejarlo con el amor de mi vida, y me han recomendado que escriba, y he decidido escribir sobre el día a día, de cómo superar una ruptura,y de paso contaros cómo hago...si te interesa, ya sabes dónde estoy, y gracias por este minuto dedicado... Un saludo enorme, espero que te vaya genial ! http://diariodeunadesenamorada.blogspot.com.es/

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    1. Solo puedo decirte que siento que estés pasando por un momento tan difícil ahora y darte ánimos, porque a pesar de que ahora parece que no haya nada más, hay un mundo ahí fuera esperándote y deseando que sigas adelante.
      Ahora mismo me paso por tu blog :))

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