domingo, 3 de mayo de 2015

La melodía de la tormenta.

    Una delgada y oscura línea aparece en el horizonte, amenazante sobre los tejados de las casas. Con cada segundo que pasa, las oscuras nubes se acercan más y más, avanzando increíblemente rápido.
    Avanzando hacia ti.
    Ahora las nubes no parecen nubes, sino un negro agujero que se ha abierto en el cielo y en el que te podrías caer si te descuidas. Estás con los pies en el suelo, pero sientes vértigo. De repente, una potente luz ilumina las tinieblas durante unos segundos. 1, 2, 3, 4, 5... y ahí viene el trueno que la acompaña, resonando como un gigante enfadado.
    Las nubes casi están sobre ti.
    Empieza a soplar el viento. Primero lo hace con delicadeza, como si fuera una tímida brisa más fuerte de lo normal. Pero después, las copas de los árboles se agitan con violencia y el viento ruge a tu alrededor, golpeando tu cuerpo desde todas las direcciones posibles.
    La tormenta ya está sobre ti.
    La oscuridad te rodea mientras incesantes rayos te ciegan con su luz, y el atronador sonido de los relámpagos se entremezcla con el furioso rugir del viento.
    Y por fin llega lo que estabas esperando.
    Una fría gota de agua cae sobre tu mejilla, deslizándose por tu piel hasta la barbilla, desde donde se precipita sin remeido al suelo. Una sonrisa se forma en tus labios mientras miles de gotitas más caen del cielo. Extiendes los brazos y cierras los ojos, deleitándote con la sensación del agua en tu piel.
    Y te pones a bailar.
    Bailas como si los rayos fueran los focos del escenario iluminando cada movimiento que haces. Bailas al son de los relámpagos, al son de la melodía de la tormenta. Bailas siguiendo al viento, tu pareja de baile en esta función. Bailas para sentirte libre, sin prestar atención a la ropa empapada, sin pensar en nada; escuchando la música que solo tú puedes oír.
    Poco a poco las gotas de agua caen más despacio y el resplandor de los rayos es más suave. La música se vuelve lenta y tus movimientos también.
    Una luz empieza a brillar en el horizonte, pero no tiene nada que ver con un rayo. Los truenos han cesado y las últimas gotas de agua se escurren por tu cuerpo. Pones todo tu ser en las últimas notas del baile mientras las nubes se tiñen de naranja y rojo, como si se prendiera fuego al cielo.
    El sol emerge de entre las nubes, iluminando el mundo con sus rayos, dándole color.
    El agua se mezcla con el fuego.
    En el cielo, el azul se funde con el rojo, el naranja con el morado y el blanco con el negro; y poco a poco el viento se aparta del escenario. El espectáculo no dura mucho más. El sol sigue su incesante descenso hasta hundirse en el horizonte, justo en el momento en el que detienes tus pasos y el telón cae con los últimos colores del cielo. 
 
***
 
    Esta entrada la escribí mientras veía una tormenta desde mi ventana. Me pareció un espectáculo tan maravilloso que me parecía un delito no escribirlo, así que eso hice y aquí está el resultado. Espero que os guste ^^.

Free Lines Arrow